MIEDO A SENTIR
- cristina ricagno
- 3 sept 2018
- 5 Min. de lectura
_¿Cómo sabemos cuando algo es verdad? Se ve y se siente como la verdad. Te invita a abrirte._
A menudo escondemos o intentamos en vano, apagar los radares de nuestro cuerpo por temor a sentir. Nos da terror sentir. Lo bueno y lo que en algún rincón de esta galaxia nos dijeron que no es tan bueno. Nos asusta esa corriente eléctrica que dice presente cuando las leyes de la física y las almas asoma, y nos aterra decidir y dar pasos para dejar de sufrir también. Deshacernos de lo que nos lastima, duele o implica una amenaza asusta de la misma forma... la intensidad que sacude la posibilidad de dar cualquier nuevo paso, y ponernos frente a un abismo de incertidumbre y necesidades varias nos aterra.
Dejar de separar nuestros cuerpos puede ser muy útil. Cuerpo Físico, mental, energético... son lo mismo distinta frecuencia de vibración... las cosas toman otro color entonces... Hace unos dias me saque dos muelas en una cirugía que venia demorando años! de verdad, muchos años! mi umbral de dolor fisico esta algo desconectado y se ve que no siente... lo cual hace que muchas veces ignore a mi querido cuerpecito...
como no me alcanzaba con una cirugía y una semana de reposos un dia antes termine un tremendo tatuaje en mi hombro y espalda... es así cuerpito, sentí lindo y profundo, sin miedo, que esto nos despierta! le tenia tanto miedo al procesos del dentista y demás... no podría explicar la razón y solo algunos de mis afectos mas cercanos saben lo que esto implicó... un tremendo paso hacia un abismo que va más allá de lo que creemos es simplemente ir al dentista. Llegué y no pude hacer mas que llorar y habitar este profundo sentir que implicaba hacer algo que me daba tremendo terror... el duelo de haber entregado partes de tu cuerpo conectadas con emociones ancestrales... pasos laaaargos dí! y la barrida dice presente. Acomodamos lo que incomoda y la energía decanta. Aparece o mas bien, brilla, quien te suma, se apaga quien te resta... ves con mas claridad (aunque sea por un rato) de que se trata sanar... a veces es antes de enfermarte, aveces es con una enfermedad física, aveces es el corazon el que duele... para el caso es lo miso... tarde o temprano si no atendemos el cuerpo que se manifiesta ira chillando en todas sus esferas hasta que le demos algo de atención.

Hace no mucho tiempo atrás se pensaba aún que el cuerpo enfermaba por agentes externos, y que esto nada tenía que ver con la persona que “portaba” ese cuerpo; la contaminación, el estilo de vida, los alimentos, la proliferación de las fábricas y sus desechos eran los exclusivos culpables de las enfermedades que padecíamos.
Si bien, tienen muchísimo que ver, aquí y ahora vamos adquiriendo una mayor consciencia acerca del papel que hemos jugado para enfermar-nos y enfermar a otros. Hoy en día sabemos que la mente, las creencias y sobre todo las emociones juegan el rol crucial en el “sentirse y co-crearse enfermo”, que somos nosotros quienes decidimos abrir la puerta o no a la enfermedad.
Las abuelas y los abuelos de las grandes tradiciones ancestrales decían que cuando el ser físico enfermaba era porque la persona se había separado de su espíritu, de su esencia. Y realizaban cantos, rituales y trabajos específicos para que la mujer o el hombre se conectaran de nuevo con su espíritu, pero era siempre esa mujer o ese hombre quien tenía la decisión final y voluntad para conectar o no.
Y es que para estas tradiciones no existía la posibilidad de “ser curado desde afuera”, la sanación siempre derivaba de la auto-sanación, y volver a la salud siempre era una decisión personal e intransferible. Todo puede intentarse externamente, pero es la persona enferma quien decide si desea sanar o no, si finalmente sana o no.
Cuando enfermamos, en realidad estamos transfiriendo nuestro poder personal a esa enfermedad, logrando co-crear –desde el inconsciente- distintas situaciones alrededor que pueden beneficiarnos, por ejemplo: obtener mayor atención, acercar a personas queridas que se encontraban alejadas, restaurar vínculos rotos, ser indultados, resarcir culpas, tener tiempo forzoso para descansar (tiempo que en sanidad no nos permitimos).
El gran problema es justo ese, que co-creamos todo esto a costa de nuestra salud y perdiendo nuestro poder personal, y por ende, perdiendo nuestra conexión con la esencia espiritual que nos sostiene aquí en esta experiencia humana.
Toda enfermedad comienza en el cuerpo energético, sostenida de una emoción y un pensamiento que dan paso a un sentimiento y posteriormente a una creencia sostenida de sufrimiento y contrariedad o incoherencia; y así, del cuerpo energético se somatiza, comenzando los síntomas en el cuerpo físico. Es decir, todo comienza en una creación interna no coherente.
Y así, sanar, en realidad es un asunto personal, algo que comienza desde adentro y se extiende hacia afuera, tal como sucede con el asunto de “enfermar”. Quién más que nosotros para detectar eso que nos puso enfermos.
Si utilizamos todas las herramientas externas y miramos internamente, si aprendemos a escucharnos, si abrazamos nuestra humanidad con compasión, si ubicamos emocionalmente qué es eso que nos causa incoherencia –que no podemos conciliar, entonces estaremos dando los primeros pasos hacia la única sanación que en verdad existe: la auto-sanación.
En nosotros siempre está el remedio necesario e infalible para restaurar el equilibrio –en todos los sentidos- en nuestra vida.
El Universo y nosotros somos uno, y por tanto su medicina sagrada es también la nuestra. Tan sólo con escuchar nuestra voz interna con atención podemos comenzar a intuir cuál es la medicina especial que poseemos para sanarnos, y por lo general, mágicamente veremos que esa medicina se relaciona íntimamente con lo que fue nuestro veneno –nuestra herida.
Y así, una vez que hemos comenzado a sanar en nosotros, el Universo abre los caminos para compartir con otros, en belleza, en armonía, compartiendo con el mundo no la enfermedad, si no, el equilibrio, a partir de nuestra medicina personal.
SANANDO: CONFÍA EN EL PROCESO
"A veces tienes que comprometerte a sentirte peor con el fin de sentirte mejor. A veces tienes que perder la esperanza de sentirte mejor, antes de sentirte mejor. A veces el sanar implica mantenerte muy presente a las poderosas olas de sensación que se mueven en tu cuerpo. A veces el cuerpo tiembla, se convulsiona; a veces duele, suda, arde, mientras elimina todas sus toxinas, liberando toda la energía. La mente dice: "Estoy empeorando." El corazón sabe que estás perfectamente bien. La verdadera sanación no es la eliminación de los síntomas, entonces, sino el coraje, la confianza, y la conexión con cada aliento, y también saber que los síntomas pueden tomar más fuerza antes de desaparecer. Y podrían nunca desaparecer. Y aún así, podrías enamorarte de ti mismo tal y como estás en este momento, sin importar el futuro, y podrías caer de rodillas en gratitud, porque se te ha dado un día más en esta preciosa tierra. Tal vez el hecho de sentirte peor fue lo mejor que te pudo haber pasado. Porque jamás habías sentido la presencia del amor con tanta claridad, y tu camino nunca había sido tan evidente, y nunca te habías sentido tan vivo." - Jeff Foster
Feliz semana!
Feliz septiembre!
A sentir lindo y valiente!